Hay fenómenos que no se pueden explicar, solo se pueden vivir. Y lo que está pasando con Los Sanguijuelas del Guadiana es uno de ellos. Desde un pequeño pueblo de la Siberia extremeña, tres amigos de toda la vida han conseguido poner banda sonora a una generación entera: la de los que se fueron a la ciudad por obligación y sueñan con volver a casa. Su música es un terremoto de raíces, una mezcla explosiva de rock, rumba y rave que reivindica con orgullo la vida en el pueblo.
En musicanueva.es te contamos la historia de Juan, Carlos y Víctor, el trío que ha pasado de ensayar en una discoteca abandonada a colgar el cartel de «entradas agotadas» en salas míticas y convertirse en la gran sorpresa de festivales como el Sonorama Ribera.
De Casas de Don Pedro a la Plaza del Trigo: El origen de un fenómeno
Todo comienza en Casas de Don Pedro (Badajoz), un municipio de menos de 1.500 habitantes donde Juan Grande (26), Carlos Canelada (22) y Víctor Arroba (22) crecieron entre las calles, el equipo de fútbol del pueblo y los primeros acordes en la banda municipal. Sin antecedentes musicales en sus familias, fue allí donde se forjó una conexión que años más tarde daría vida a Los Sanguijuelas del Guadiana.
El nombre, tan peculiar como su sonido, nació de forma improvisada en un bar de Madrid, la ciudad a la que, como tantos otros jóvenes, tuvieron que emigrar para buscarse un futuro. Allí tocaron en el metro, en salas pequeñas y dieron forma a unas letras que hablaban de su propia experiencia: la nostalgia del pueblo, los domingos tristes de vuelta a la capital y el anhelo por las raíces.
Pero el punto de inflexión llegó en el festival Sonorama Ribera. Su actuación en la mítica Plaza del Trigo, bajo un sol abrasador, fue una auténtica «revolá». Con el público entregado y banderas de Extremadura ondeando por todas partes, demostraron que su mensaje era universal. Ese día, con colaboraciones de gigantes como Arde Bogotá y La M.O.D.A., dejaron de ser una promesa para convertirse en una realidad arrolladora.
«Revolá»: Más que un disco, una declaración de principios
El éxito del grupo no se entiende sin su primer disco, «Revolá». Producido por Jorge González, fundador de Vetusta Morla, quien vio en ellos algo único y les propuso encerrarse tres meses en una casa de campo para componer, el álbum es un viaje conceptual por la vida de un joven de pueblo.
El disco se divide en cuatro capítulos que narran un ciclo vital completo:
- Jaribe: La infancia, los veranos interminables y las fiestas populares. La alegría pura de las raíces.
- El Barrunte: La juventud, las tradiciones y las primeras experiencias que marcan el paso a la edad adulta.
- De vuelta a las capitales: El éxodo, la incertidumbre y la melancolía de abandonar el hogar en busca de oportunidades.
- Revolá: El regreso. La decisión de volver al pueblo, cerrar el círculo y encontrar el futuro en el origen. El tema que da nombre al disco, junto a la cantaora Celia Romero, se ha convertido en un himno.
Musicalmente, «Revolá» es un desafío a las etiquetas. Bebe de influencias tan dispares como Extremoduro, Estopa o Nirvana, pero las pasa por un filtro de autenticidad extremeña. En sus canciones suenan campanas de iglesia, trinares de pájaros, guitarras rockeras y ritmos de rave. Es un sonido que, como ellos dicen, mezcla «la madera con lo electrónico» y «el autotune con el rock and roll».
El secreto de su éxito: Unir lo que parece irreconciliable
¿Cómo ha conseguido un grupo que canta a la vida rural conectar con un público tan masivo y diverso? La respuesta está en la honestidad de sus letras y en su energía arrolladora en directo. «En nuestros conciertos hacen pogos punkis y cayetanos, todos se sienten identificados», explica Carlos, el principal compositor.
Los Sanguijuelas del Guadiana han dado voz a la llamada España vaciada, pero sin victimismo, sino con orgullo y un punto de rebeldía. Sus historias sobre la amistad, la familia, la precariedad y el regreso al hogar son universales. Conectan tanto con quien tuvo que irse del pueblo como con quien vive en una gran ciudad y siente que ha perdido algo por el camino.
Con su gira «Verbena en Vena» recorriendo más de 60 municipios y con fechas ya cerradas en salas tan importantes como La Riviera de Madrid para 2026, el futuro de Los Sanguijuelas del Guadiana parece no tener techo. Son la prueba de que se puede crear un fenómeno nacional desde la periferia, demostrando que, a veces, para avanzar, lo único que hay que hacer es volver a casa.






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