Pantomime Horses: El mapa sonoro de un mundo sin imágenes en ‘Everyone’s a Ghost’

por | 17 Dic, 2025 | 0 Comentarios

El trío anglo-barcelonés regresa con una lección de elegancia británica donde la música se convierte en los nuevos ojos de una realidad alterada.

La memoria visual tiene fecha de caducidad cuando la vista se apaga. De repente, el rostro de quien amas deja de actualizarse y se queda fijado en el tiempo, inmutable, mientras el resto del mundo sigue girando. Esa es la premisa devastadora, pero tratada con una dulzura exquisita, que plantea Pantomime Horses en su regreso musical este 2025.

Tras su debut con Forever Polyester, la banda no ha buscado el efectismo del drama, sino la calidez de la compañía. Su nuevo sencillo, ‘Everyone’s a Ghost’, no suena a derrota; suena a la calma tensa de quien aprende a caminar de nuevo, esta vez a oscuras.

Atmósfera y Sonido: Un vals para sonámbulos

Musicalmente, la canción renuncia a la estridencia para instalarse en un indie pop de medio tiempo, hipnótico y envolvente. La arquitectura sonora del tema se sostiene sobre un equilibrio fascinante: tiene esa nobleza artesanal, casi de madera, que evoca inevitablemente al mejor Richard Hawley. No al de los himnos rockeros, sino al de la psicodelia amable y soñadora de ‘Don’t Stare at the Sun’, donde la melodía te mece con suavidad.

A su vez, la producción destila una melancolía espacial, una textura que nos transporta a la fragilidad acústica de Blur en ‘Out of Time’. Al igual que en aquella joya de Albarn, aquí la guitarra parece flotar en una dimensión propia, subrayando esa sensación de estar desconectado del ritmo visual del mundo. La voz de Rob Silber, grave y contenida, actúa como el ancla en esta nebulosa, guiando la historia con esa flema británica que sabe emocionar sin necesidad de alzar la voz.

La letra: Costumbrismo en la penumbra

Lo que hace brillante a la composición es cómo aterriza un trauma médico real (la ceguera de Karen, pareja de Rob) en la rutina doméstica más trivial. No hay grandes metáforas sobre el destino, sino escenas de cocina y baño.

La letra funciona como un inventario de ajustes vitales. Cuando Silber canta «It kicks off at the kitchen sink / Karaoke every night – we’re killing ‘Zombies’», nos está dejando mirar por la cerradura de su casa: el humor y la música son el mecanismo de defensa ante el miedo.

Hay una vulnerabilidad táctil en versos como «I put on a dress but nothing matches», subrayando cómo la independencia se negocia de nuevo en cada gesto, desde afeitarse las piernas hasta pedir confirmación sobre el mundo exterior. La frase titular, «Everyone’s a Ghost», cobra un sentido literal y poético: para Karen, la gente ya no es presencia física, sino esencia y recuerdo, espectros amables que no envejecen.

Cara B: La réplica del caballero

El lanzamiento se cierra con ‘King North’, un corte que rompe la dinámica amorosa para entrar en el terreno del conflicto. Es una canción de «guante blanco»: una crítica a la avaricia y la traición entregada con una educación impecable. Musicalmente desnuda, sirve para demostrar que Pantomime Horses maneja tan bien el abrazo como el reproche sutil.

Veredicto de Música Nueva

En un panorama musical obsesionado con lo visual y lo inmediato, Pantomime Horses nos obliga a agudizar el oído. ‘Everyone’s a Ghost’ es una obra de pop adulto, sereno y profundo. Es la banda sonora de dos personas que deciden que, si no pueden ver el camino, lo inventarán paso a paso. Una pequeña joya de resistencia doméstica imprescindible para los amantes del sonido made in UK.

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